"Para estudiar me debo vestir de hombre" Concepción Arenal

"Para estudiar me debo vestir de hombre" Concepción Arenal

Fotografía de Concepción Arenal. 1893. Autor: Desconocido. Fuente: 20 minutos. Dominio Público 

Concepción Arenal nació en Ferrol el año 1820. Desde pequeña quiso ser abogada. Pero le prohibían ir a la Universidad, aunque fuese simplemente para escuchar. Por este motivo, tuvo que cortarse el pelo, vestirse con levita, capa y sombrero de copa, para poder hacerse pasar por un hombre. Durante un tiempo puedo asistir como oyente a clase vestida de hombre, hasta que un día supieron que era una mujer. El rector le hizo un examen que cuando superó de forma satisfactoria pudo empezar a asistir a las clases, pero debía seguir el siguiente ritual: 

El rito era el siguiente: acompañada por un familiar doña Concepción se presentaba en la puerta del claustro, donde era recogida por un bedel que la trasladaba a un cuarto en el que se mantenía sola hasta que el profesor de la materia que iba a impartirse la recogía para las clases. Sentada en un lugar diferente del de sus aparentes compañeros, seguía las explicaciones hasta que la clase concluía y de nuevo era recogida por el profesor, que la depositaba en dicho cuarto hasta la clase siguiente.

Amelia Valcárcel. Feminismo en un mundo global⁵​

Pero no sólo había de vestirse de hombre para poder asistir a las clases universitarias, también se vestía de hombre para poder participar en tertulias políticas y literarias. 

En 1859 creó el grupo femenino de las Conferencias de San Vicente de Paúl en Potes para empezar una actividad centrada en la acción social y humanitaria. Escribió el libro La beneficencia, la filantropía y la caridad  y lo presentó en nombre de su hijo de 10 años al concurso convocado por la Academia de Ciencias Morales y Políticas, (porque una mujer no podía concursar ni formar parte de la vida académica) y, tras mucha polémica, ganó. 

Para romper con el estereotipo de que la mujer era biológicamente inferior al hombre escribió La mujer del porvenir (1869), que fue la primera de muchas obras por visibilizar la igualdad de género.